domingo, 22 de noviembre de 2015

REFLEXION DEL PAPA FRANCISCO EN LA FIESTA DE CRISTO REY DEL UNIVERSO

Evangelio: Juan 18, 33b-37
"Tú lo dices: soy rey"
En aquel tiempo, dijo Pilatos a Jesús: "¿Eres tú el rey de los judíos?" Jesús le contestó: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?" Pilatos replicó: "¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?" Jesús le contestó: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí".
Pilatos le dijo: "Conque, ¿tú eres rey?" Jesús le contestó: "Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz".
REFLEXIÓN:
En la Solemnidad deCristo Rey del Universo que la Iglesia celebra hoy, el Papa Francisco reflexionó sobre la necesidad que tiene el cristiano, como lo hizo el buen ladrón, de entender que la fuerza del reino del Señor es el amor, y que Él se revela como soberano en el “fracaso” de la cruz en el calvario.
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre explicó que “decir que ‘Jesús ha dado su vida por el mundo es verdad, pero es más bello decir: ‘¡Ha dado su vida por mí! Y hoy en la Plaza, cada uno de nosotros, diga en su corazón: ‘¡Ha dado su vida por mí!, para poder salvarnos a cada uno de nosotros de nuestros pecados”.
“Esto, ¿quién lo entendió? Lo entendió bien uno de los dos ladrones crucificados con Él, llamado el ‘buen ladrón’, que le suplica: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino’ (Lc 23,42). Pero este era un malhechor, era un corrupto y estaba ahí condenado a muerte por todas las maldades que había hecho en su vida, pero ha visto en la actitud de Jesús, en la humildad de Jesús el amor. Y esta es la fuerza del reino de Cristo: el amor.
Tras afirmar que Cristo se ha revelado como rey en la cruz, el Papa indicó que quien la mira “no puede no ver la sorprendente gratuidad del amor, pero alguno de ustedes podría decir: ‘pero, ¡Padre, esto ha sido un fracaso!’ Es justamente en el fracaso del pecado –el pecado es un fracaso–, en el fracaso de la ambición humana, que podemos ver el triunfo de la cruz, ahí está la gratuidad del amor”.
“En el fracaso de la cruz se ve el amor, este amor que es gratuito, que nos da Jesús. Hablar de potencia y de fuerza, para el cristiano, significa hacer referencia a la potencia de la cruz y a la fuerza del amor de Jesús: un amor que permanece firme e íntegro, incluso ante el rechazo, y que se presenta como el cumplimiento de una vida donada en la total entrega de sí en favor de la humanidad”, prosiguió.
“En el Calvario, los presentes y los jefes se burlan de Jesús clavado en la cruz y le lanzan el desafío: ‘¡Sálvate a ti mismo bajando de la cruz!’ (Mc 15,30). ‘¡Sálvate a ti mismo!’. Pero paradójicamente la verdad de Jesús es aquella que en forma de ironía le lanzan sus adversarios: ‘¡No puede salvarse a sí mismo!’ (v. 31)”.
El Papa precisó luego que “si Jesús hubiese bajado de la cruz, habría cedido a las tentaciones del príncipe de este mundo; en cambio Él no puede salvarse a sí mismo justamente para poder salvar a los demás porque ha dado su vida por nosotros, por cada uno de nosotros”.
Cuando Jesús se presenta ante Pilatos como rey de un reino que “no es de este mundo”, esto “no significa que Cristo sea rey de otro mundo, sino que es rey de otro modo, pero es rey en este mundo”.
“Se trata de una contraposición entre dos lógicas: la lógica mundana que se apoya en la ambición, en la competencia, en el combate con las armas del miedo, del chantaje y la manipulación de las conciencias. La lógica del Evangelio, es decir la lógica de Jesús, en cambio se expresa en la humildad y en la gratuidad, se afirma silenciosa pero eficazmente con la fuerza de la verdad”.
Contemplando al buen ladrón, prosiguió el Santo Padre, “digamos todos juntos lo que ha dicho el ‘buen ladrón’: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino’. Todos juntos: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando estarás en tu reino’. Pidámosle a Jesús, cuando nos sintamos débiles, pecadores, derrotados, mirémonos y digamos: ‘Pero, Tu estas ahí. No te olvides de mí’”.
Al concluir su reflexión, el Papa Francisco animó a que “ante tantas laceraciones en el mundo y tantas heridas en la carne de los hombres, pidamos a la Virgen María que nos sostenga en nuestro compromiso de imitar a Jesús, nuestro rey, haciendo presente su reino con gestos de ternura, comprensión y misericordia”.

sábado, 21 de noviembre de 2015

"Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección"

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 20, 27-40

Se acercaron a Jesús algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda.
Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos.
El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer.
Cuando resuciten los muertos, ´de quien será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".
Jesús les respondió: "En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casaran.
Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. 
Que los muertos van a resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
Porque él no es un Dios de muertos, sino de vivientes; todo, en efecto, viven para él "
Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: "Maestro, has hablado bien". Y ya no se atrevían a preguntarle nada.

REFLEXIÓN:

En nuestra profesión de fe, el credo, afirmamos CREO EN LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE Y LA VIDA ETERNA. ¿pero que és la resurrección?.

TE INVITAMOS A REVISAR EL NUEVO CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA:

Cómo resucitan los muertos

997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.

998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: "los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 29; cf. Dn12, 2).

999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: "Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo" (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él "todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos" (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria" (Flp 3, 21), en "cuerpo espiritual" (1 Co 15, 44):
«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano..., se siembra corrupción, resucita incorrupción [...]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).
1000 Este "cómo ocurrirá la resurrección" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
«Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4-5).
1001 ¿Cuándo? Sin duda en el "último día" (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11, 24); "al fin del mundo" (LG 48). En efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía de Cristo:
«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).

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A LA LUZ DE CRISTO AMIGO
COMISION DE CATEQUESIS



sábado, 7 de noviembre de 2015

«Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas"

Evangelio (Lc 16,9-15): "En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Yo os digo: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero».
Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de Él. Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios».

REFLEXIÓN:

Ayer Jesus el Maestro alababa al administrador injusto al ser astuto en sus relaciones. Y reconocía que los hijos del mundo son más astutos que los hijos de la luz. Hoy, el mismo se hace autoridad de su palabra cuando antes de expresar dice  YO OS DIGO.
El que es la Ley y los profetas, El que es Dios  afirma: «Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas..." Y es que el sistema encasilla a empresarios, profesionales, etc a obtener de una forma u otra enriquecimiento injusto sobre la base de relaciones laborales injustas.
Y es que en la injusta distribución de la riqueza toda acumulación de riqueza en sí misma ya es injusta.

Los cristianos llamados a la mesura han de colocar los excesos en manos de quienes más los necesitan: Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?. Y es que hay que ser y actuar como cristianos, FIELES a la doctrina en la administración del dinero injusto, orientando ese dinero a la justicia misma donde pertenece, sino "¿quien confiará lo verdadero?" pregunta el Maestro y es que hay una ética que el cristiano se obliga en la función o cosa pública emanada de la moral misma. 

Esa moral que  exige también el Maestro a cada uno: Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero», por tanto no es que alabe al desfalco o a la estafa, a la apropiación ilícita, la ambición desordenada, la avaricia nunca puede ser avalada.  La honradez esta interrelaciones con la honestidad, con el vivir con el decoro dignamente y de acuerdo al estatus adquirido pero con sobriedad y prudencia ocupándonos y siempre de las obras de misericordia. Astutos en las relaciones humanas, sobrios y prudentes en nuestra vida  personal, orientando los recursos injustos e imperfectos del sistema a la mayor justicia respecto de los administrados.

Los cristianos buscan su gracia: TU GRACIA SOLO ME BASTA; el dinero es un recurso y accesorio, un medio nunca un fin en sí mismo donde ningún fin, por más bueno que este sea, justifica los medios injustos.  Sufriremos y con escarnio estas leyes y verdades en carne propia si no escuchamos al Maestro o si en la hora de la tentación caemos. Dios nos conceda vivir libres de circunstancias que nos lleven a errar el camino; que nos conceda fortaleza para no caer; pero si caemos, Dios nos conceda poder levantarnos de los gruesos errores. 

A LA LUZ DE CRISTO AMIGO

CC.







»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».

Evangelio (Lc 16,1-8): "En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Había un hombre
rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.

»Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.

»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».

"habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión"

 Evangelio de hoy (Lc 15,1-10): "En aquel tiempo, todos los publicanos y los
pecadores se acercaban a Jesús para oírle, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos». 

Entonces les dijo esta parábola. «¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido’. Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

»O, ¿qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: ‘Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido’. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’. Evangelio 4 Noviembre 2015

Evangelio de hoy (Lc 14,25-33): En aquel tiempo, caminaba con Jesús mucha gente, y volviéndose les dijo: «Si alguno viene donde mí y no odia a s
u padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío. El que no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío. 

»Porque ¿quién de vosotros, que quiere edificar una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo: ‘Este comenzó a edificar y no pudo terminar’. O ¿qué rey, que sale a enfrentarse contra otro rey, no se sienta antes y delibera si con diez mil puede salir al paso del que viene contra él con veinte mil? Y si no, cuando está todavía lejos, envía una embajada para pedir condiciones de paz. Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros que no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío».

martes, 3 de noviembre de 2015

«¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!»

Evangelio de hoy (Lc 14,15-24): En aquel tiempo, dijo a Jesús uno de los que comían a
la mesa: «¡Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios!». Él le respondió: «Un hombre dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los invitados: ?Venid, que ya está todo preparado?. Pero todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: ?He comprado un campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses?. Y otro dijo: ?He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me dispenses?. Otro dijo: ?Me he casado, y por eso no puedo ir?.
»Regresó el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo a su siervo: ?Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos?. Dijo el siervo: ?Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio?. Dijo el señor al siervo: ?Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que se llene mi casa?. Porque os digo que ninguno de aquellos invitados probará mi cena».

REFLEXIÓN

Comentario: Rev. D. Joan COSTA i Bou (Barcelona, España)
«Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta 
que se llene mi casa»
Hoy, el Señor nos ofrece una imagen de la eternidad representada por un banquete.
El banquete significa el lugar donde la familia y los amigos se encuentran juntos,
gozando de la compañía, de la conversación y de la amistad en torno a la misma mesa.
 Esta imagen nos habla de la intimidad con Dios trinidad y del gozo que encontraremos
en la estancia del cielo. Todo lo ha hecho para nosotros y nos llama porque «ya está todo
preparado» (Lc 14,17). Nos quiere con Él; quiere a todos los hombres y las mujeres del
mundo a su lado, a cada uno de nosotros.

Es necesario, sin embargo, que queramos ir. Y a pesar de saber que es donde mejor se está,
 porque el cielo es nuestra morada eterna, que excede todas las más nobles aspiraciones
humanas ?«ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios
preparó para los que le aman» (1Cor 2,9) y, por lo tanto, nada le es comparable?; sin embargo
, somos capaces de rechazar la invitación divina y perdernos eternamente el mejor
 ofrecimiento que Dios podía hacernos: participar de su casa, de su mesa, de su
 intimidad para siempre. ¡Qué gran responsabilidad!

Somos, desdichadamente, capaces de cambiar a Dios por cualquier cosa. Unos, como
 leemos en el Evangelio de hoy, por un campo; otros, por unos bueyes. ¿Y tú y yo,
por qué somos capaces de cambiar a aquél que es nuestro Dios y su invitación?
Hay quien por pereza, por dejadez, por comodidad deja de cumplir sus deberes
 de amor para con Dios: ¿Tan poco vale Dios, que lo sustituimos por cualquier otra cosa?
Que nuestra respuesta al ofrecimiento divino sea siempre un sí, lleno de
agradecimiento y de admiración.

lunes, 2 de noviembre de 2015

«Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino»

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario,
crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

REFLEXIÓN:

Los fieles difuntos, a quienes recordamos en esta fecha y también durante este mes de Noviembre, son aquellas personas que nos han precedido en el paso a la eternidad, y que aún no han llegado a la presencia de Dios en el Cielo.
Son almas que han sido fieles a Dios, pero que se encuentran en estado de «purificación» en el Purgatorio, en el cual están como «inactivos»; es decir, ya no pueden «merecer» por ellos mismos. Por esta razón, es costumbre en la Iglesia Católica orar por nuestros difuntos y ofrecer Misas por ellos, como forma de aliviarles el sufrimiento de su necesaria purificación antes de pasar al Cielo. (Ver CIC #1031-32 y 2Mac.12,46)
El recuerdo de nuestros seres queridos ya fallecidos nos invita también a reflexionar sobre lo que sucede después de la muerte; es decir, Juicio: Cielo, Purgatorio o Infierno.
Primero hay que recordar que la muerte es el más importante momento de la vida del hombre: es precisamente el paso de esta vida temporal y finita a la vida eterna y definitiva. También hay que pensar que la muerte no es un momento desagradable, sino un paso a una vida distinta. Bien dice el Prefacio de Difuntos: «la vida no termina, se transforma y al deshacerse nuestra morada terrenal adquirimos una mansión eterna». Por lo tanto, la muerte es un paso al que no hay que temer.
Sabemos que fuimos creados para la eternidad, que nuestra vida sobre la tierra es pasajera y que Dios nos creó para que, conociéndolo, amándolo y sirviéndolo en esta vida, gozáramos de El, de su presencia y de su Amor Infinito en el Cielo, para toda la eternidad ... para siempre, siempre, siempre ...
De las opciones que tenemos para después de la muerte, el Purgatorio es la única que no es eterna. Las almas que llegan al Purgatorio están ya salvadas, permanecen allí el tiempo necesario para ser purificadas totalmente. La única opción posterior que tienen es la felicidad eterna en el Cielo.
Sin embargo, la purificación en el Purgatorio es «dolorosa». La Biblia nos habla también de «fuego» al referirse a esta etapa de purificación. «La obra de cada uno vendrá a descubrirse. El día del Juicio la dará a conocer ... El fuego probará la obra de cada cual ... se salvará, pero como quien pasa por fuego» (1a. Cor. 3, 13-15).
Y nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «Los que mueren en la gracia y amistad con Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de la muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del Cielo». (#1030)
La purificación es necesaria para prepararnos a la «Visión Beatífica», para poder ver a Dios «cara a cara». Sin embargo, el paso por la purificación del Purgatorio ha sido obviado por algunos. Todos los santos -los canonizados y los anónimos- son ejemplos de esta posibilidad.
¡Es posible llegar al Cielo directamente! Y, además, es deseable obviar el Purgatorio, ya que no es un estado agradable, sino más bien de sufrimiento y dolor, que puede ser corto, pero que puede ser también muy largo. Por eso es aconsejable aprovechar las posibilidades de purificación que se nos presentan a lo largo de nuestra vida terrena, pues el sufrimiento tiene valor redentor y efecto de purificación. Al respecto nos dice San Pedro, el primer Papa:
«Dios nos concedió una herencia que nos está reservada en los Cielos ... Por esto debéis estar alegres, aunque por un tiempo quizá sea necesario sufrir varias pruebas. Vuestra fe saldrá de ahí probada, como el oro que pasa por el fuego ... hasta el día de la Revelación de Cristo Jesús, en que alcanzaréis la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas» (1a.Pe. 1, 3-9).


domingo, 1 de noviembre de 2015

DIA DE TODOS LOS SANTOS : "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"

Evangelio (Mt 5,1-12a): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte,
se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

REFLEXIÓN:

QUIENES SON LOS SANTOS:

Son los que en la tierra vivieron con pobreza espiritual, por que se cumple en ellos lo que Cristo dijo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Y la pobreza de espíritu no es la incapacidad de poseer o tener sino, es aquella que pone al servicio de los demás lo que es y lo que tiene. TEN POBREZA PONTE AL SERVICIO DE LOS DEMAS

Son los que en la tierra vivieron con mansedumbre; por que en ellos se cumple esta bienaventuranza: "Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra". Sus nombres son pronunciados y tienen por heredad la tierra por la que interceden. Y tierra somos también los seres humanos que tienen su origen de la tierra y se alimentan de tierra y cuyos restos del cuerpo se quedan en la tierra. VIVE CON MANSEDUMBRE

Son los que en la tierra experimentan el dolor y reciben el consuelo de Dios: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados". Que si Cristo es Redentor por su sufrimiento, nosotros somos corredentores con el nuestro: Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, glorificado sea el dolor. AMA EL SUFRIMIENTO

Son los que en la tierra sufren la falta de justicia: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados". Los que sufren injustamente no dejaran de ser compensados. CLAMA JUSTICIA A DIOS EN LA ORACION

Son los que en la tierra actuaron con misericordia esforzados mas en comprender que en juzgar y criticar: "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". SE MISERICORDIOSO

Son los que se esfuerzan en vivir la pureza, de mente y de cuerpo,respetando el estado de cada uno, soltero, casado o castos, orando unos por otros para mantenerse firmes, fieles y leales: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios".  VIVE LA PUREZA INTERIOS

Son los que se esfuerzan por vivir en un clima de paz y trabajan incansablemente por conseguirla "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios". AMA LA PAZ Y PONTE A PERSEGUIRLA

Son los que son martirizados a causa de su fe: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos". ORA POR LOS MARTIRES Y ACOMPAÑALOS EN SU DOLOR 

Son los que en la tierra sufren una serie de acciones por causa de la creencia de su fe: "Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa". AMA LAS CONTRADICCIONES Y A LOS QUE HACEN CARGA CONTRA TI

Son los que después dela muerte están llenos de alegría al contemplar la Gloria del cielo, que les ha sido dado como recompensa, y la Iglesia militante se llena de alegría por eso: "Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos"

GLORIA A DIOS EN EL CIELO Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES QUE AMA EL SEÑOR

A LA LUZ DE CRISTO AMIGO
COMISIÓN DE CATEQUESIS