domingo, 3 de enero de 2016

Hoy, también nosotros, como los Reyes magos, llevemos nuestras ofrendas, demosle a Dios el oro de nuestro tiempo, el incienso de nuestras oraciones, y la mirra de nuestro destino final, puestos en manos del Rey de Reyes y Señor de Señores.

Evangelio de hoy (Jn 1,1-18):  LA EPIFANÍA DEL SEÑOR


Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.» AL oír esto, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle. Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino. 



REFLEXIÓN:

Los Reyes Magos, son hombres sabios de su tiempo, no son religiosos judíos, sino hombres de buena voluntad que buscan a Dios venidos de lejos de aquél oriente a ser testigos del mayor suceso de la historia que cambiaría el mundo para siempre. Y no se encontraron sino con la mayor sencillez, un Jesús niño nacido recostado en un pesebre(comedero de animales) a los que San José por la premura le había acondicionado Heno como colchón. 

No había para ellos lugar en las Posadas y le habían asignado el corral, alguien "muy generoso", conservó su comodidad, y le dijo si quieren tienen el corral; allí podían guarecerse. 

 Y así actúan muchos todavía.

Los magos vieron su estrella y seguían testarudamente en la búsqueda, tanto de noche como de día. Habían abandonado por unos días su cómoda vida e inquietos se habían puesto en búsqueda de Dios.

Para ello ya los ángeles habían avisado a los pobres, a los más cercanos unos pastores que corrieron a auxiliar a la Virgen, llevando aquellos que las madres saben se necesita para atender un recién nacido, no faltaría el agua, los depósitos,los pañales, y las primeros alimentos.  

El cielo habían enviado su embajada unos ángeles que daban Gloria a Dios la Palabra estaba allí hecha carne, recostada, en la más absoluta sencillez que deslumbra todo, el dueño del Universo, del Dios Creador de todo, dando dignidad a nuestros hermanos menores, los del establo a los que a veces la industria trata tan mal. 

Mientras que el orgullo, la vanidad, la soberbia, hacía su trabajo: los comodones que no buscan a Dios sino que pide Informes; se asusta, un rey ha nacido, es el Rey de los Judíos tantas veces anunciado y entonces siente la amenaza: JESUS NIÑO AMENAZABA SU PODER; para asegurarse del poder, es necesario pedir informes quién es, dónde está. A diferencia de los Reyes Magos, Herodes no busca a Jesús habiendo nacido en el territorio de sus dominios. 
De Oriente lejano vienen los Reyes Magos, guiados por una estrella. Herodes no ve nada.
Esta sucediendo tan cerca de El, lo más grande del mundo;  pero no ve estrella alguna, no ve nada, no es testigo de nada. Para quien no quiere, para quien no busca nunca sucederá nada. ¡Buscas a Jesús como los Reyes magos!, aparecerá su estrella en medio de tu noche.

Jesús desde nacido esperado por muchos y otros que solo quieren matarlo. Como ahora, se mata a Cristo en los corazones propios,para seguir haciendo lo que dicta sus pasiones o sus deseos a veces insanos. Se acalla a la conciencia.

Un Rey nacido de entre los judíos, de un pueblo que es esclavo de su Imperio, el Tetrarca Herodes se estremece y teme que como la profecía Reine en el mundo y entonces eso significa que someterá a su Imperio. 
El niño Jesús desde su nacimiento visto como amenaza del poder político. El poder político hasta ahora quiere que la Iglesia, el Papa, sus cardenales y sus sacerdotes, quieren que la Iglesia calle. 
No escuchaba que el poder de Jesús no era de éste mundo.

Los Magos se dieron cuenta, fueron advertidos por los ángeles, y sabios los Reyes Magos al ver las intenciones reales de Herodes se fueron por otro camino no informando a Herodes del lugar exacto del nacimiento del Rey del Mundo.

Antes de partir:  Oro para el Rey, lo más valioso y preciado del mundo para Dios; Incienso para lo mas sagrado, suba como el humo perfumado del fruto de la tierra, el incienso,como oración a Dios, a lo más alto, al cielo; y Mirra nuestro destino, nuestra vida como ofrenda a Dios; la mirra nos recuerda que polvo somos y al polvo volveremos. La Mirra se utilizaba para el embalsamiento.

Mientras unos se alegraban ricos y pobres, sabios y reyes, pastores y magos: Un Rey nos ha nacido el Mesías el Señor, el Unigénito del Padre, la Palabra hecha carne, otros ya escriben una historia de muerte.

Herodes enterado manda a matar a todos los niños menores de dos años, a fin de sentirse seguro de que el poder en el mundo sigue con el: la vanidad, el poder, la explotación son suyas. Y se asegura con sangre de almas inocentes. 

Las posadas fueron invadidas por la soldadesca, buscaron en todos los cuartos, no entraron al corral. Dios Padre siempre cuido de Jesús, era necesario el comedero de animales como su cuna. El corral en lugar de la posada. La visita de los pastores llevando lo básico, y la estrella dado conocer a los sabios y a la inteligencia del mundo. Ya nació mi hijo: ESTE ES MI HIJO EL UNIGÉNITO A EL ESCUCHADLE.

Todavía hay quienes no quieren escuchar. Van detrás de otros intereses y Jesús es puesto en un lugar bonito pero no para seguirlo plenamente.

Hoy, también nosotros, como los Reyes magos, llevemos nuestras ofrendas, demosle a Dios el oro de nuestro tiempo, el incienso de nuestras oraciones, y la mirra de nuestro destino final, puestos en manos del Rey de Reyes y Señor de Señores.


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