viernes, 24 de julio de 2015

Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta»

Evangelio de hoy 22 de julio (Mt 13,18-23): "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta».

REFLEXIÓN:

Ayer reflexionábamos que la Palabra de Dios es semilla, un resumen docto teológico y filosófico cristiano orientado sobretodo a modificar la forma de ser en esencia de cada ser humano a lo largo de la historia de la humanidad que tiene una Biblia frente a sus ojos. Destinado a crecer y dar fruto si esta semilla se siembra en tierra fértil (el alma) y si no tienen el corazón embotado(entretenido en tantas miles de formas DE SER Y DE ESTAR que hay  en la tierra).

* La semilla a lo largo del camino: es el que no comprende la palabra, es fácil presa de las tentaciones y pasiones humanas incluso por más sanas que estas sean. Anda con la visión frente al mundo objetivo viviendo y consumiendo las pasiones humanas como venga, es que la escucha a lo largo de la vida pero que no logra ahí mayores cambios en su persona. Dios esta presente solo para sus necesidades, pero él no lo esta para el trabajo de la Iglesia.

* La semilla caída entre pedregales: son los que ilusos la reciben con el entusiasmo del día, y luego se olvidan ni bien al cruzar el pórtico del templo,son los que se hacen o parecen buenos, tienen el apego a Jesús pero no imprime fuerza a sus acciones simplemente por que no echa raíces en su alma ni en su corazón. Son los pedregales, los inconstantes y en la inconstancia no echa raíz. Son los que están de cualquier manera al lado de él, pero que su vida cristiana no tiene frutos apostólicos, van a Jesús en la medida que consideran tener tiempo. Todo es urgente y no espera, vida familiar, laboral, empresarial, pero lo que siempre espera es Dios en sus vidas y actúan más que todo para tranquilizar sus conciencias, son los que hacen el mínimo esfuerzo en la vida de la Iglesia.

* La semilla caída en los abrojos son los que ahogan el mensaje en medio de sus preocupaciones o sus seducciones. Preocupaciones por los graves problemas que pueda atravesar o seducciones de la vida que se le pueda presentar. Tan metido en la seducción que la semilla ni siquiera hace raíz. Tan angustiado en sus problemas que la semilla resbala, da una especie de consuelo pero resbala y cae. En las seducciones la palabra ni se escucha, en su corazón ha endiosado el placer, la compañía, el prestigio, la persona que cree ama, el trabajo, el juego o la avaricia, ha endiosado el sentir o como se siente. Pero está ahí presente y sin embargo no está ni cerca. Sin frutos.

Tenemos que estar preparados para lo que el Señor nos ha advertido: se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. 

Los cristianos vivirán tribulaciones: dificultades, contradicciones, tentaciones, soledades, críticas, desaprobaciones, agravamientos de los problemas en la vida,  y entonces sucumbimos enseguida. Hemos de saber perseverar, de ser constantes a pesar de las tribulaciones propias de la vida.
Y luego las persecuciones, parece que eso no pasa. Y sí pasa. Los errores para quienes viven más profundamente el evangelio se presentan sutilmente, entran con un grado de sutileza tal que parece no ser pecado o incluso disfrazado con "bien" pero está destinado a hacer caer. Caes y parece que todo está vencido donde incluso hacer algo dentro de la Iglesia o hablar de Dios es hipocresía, y no.

 Hemos de levantarnos incluso de las cenizas, de la podredumbre donde hayamos caido. Decía Santa Teresa que donde hay más demonios, no es en el mundo sino en sus conventos con una voracidad tal que los desea devorar con alta dosis de tentaciones. Al mal no le interesa los que no rezan, no se confiesan no comulgan, sino los que lo hacen. Y estos a veces son motivo de escándalo. 
Párate fuerte y firme: ERES HIJO DE DIOS y habla del evangelio, hoy más que nunca en que parece que hablar de Dios no da fruto.
Por eso Jesús nuestro Señor, el día que enseñó el Padre nuestro dijo este verso: "no nos dejes caer en la tentación más líbranos de todo  mal. Amén"
Por que sus  hijos, especialmente aquellos que juntos pueden dar mucho fruto apostólico sufrirán mayores tentaciones y caídas y vencerán los que no dejan la obra a pesar de ella. Sabemos entonces quien nos persigue, pero Animo Cristo ha vencido al mundo, ánimo que si Dios esta con nosotros, ¿quien en contra nuestra?

A LA LUZ DE CRISTO AMIGO

COMISION DE CATEQUESIS.

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