miércoles, 14 de octubre de 2015

«¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!»

Evangelio de hoy (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los
fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!»

reflexión

Dios quiere que todas las autoridades en el mundo, se dediquen a buscar la justicia. El esfuerzo permanente y constante por la búsqueda de la justicia como fin ultimo de la administración publica; asi se lo dice a los fariseos: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello.
La deontología en la labor profesional ha de ser una preocupación constante en donde la razón de ser es el administrado.

El fin de la función es el servicio, no el envanecimiento de la persona llenándose inútilmente de falsos respetos humanos, ensoberbeciendo su misión, por eso también afirmó: ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!» A los que trabajan sobre todo con las conciencias de los demás han de vivir mirando sobre todo las propias. 

Y por ultimo se refiere a la juricidad de los asuntos en donde las cargas impuestas nunca deben de perder su sentido de restablecimiento de la persona humana y nunca para aplastarlo; la juricidad ha de promover a la persona humana:  «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

Este son maravillosos versículos donde se encamina la razón de ser del quehacer de quien detenta poder, en sus distintas formas sobre grupos humanos, y sienta las bases de la Doctrina Social de la Iglesia.

A LA LUZ DE CRISTO AMIGO
COMISIÓN DE CATEQUESIS

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