jueves, 8 de octubre de 2015

Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

Evangelio (Lc 11,5-13): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si uno de vosotros
tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.

»Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».



REFLEXIÓN:

Todo lo que necesitamos es la gracia de Dios.

Por eso los santos y los espirituales concluían sabiamente: SOLO TU GRACIA ME BASTA. No hay más.
Inteligencia para comprender este mundo y sabiduría para vivir en este mundo nuestro bebiendo de sus tiempos.

En este peregrinar muchas son nuestras necesidades, muchas nuestras carencias y más grandes nuestras limitaciones, Dios las sabe, Cristo encarnado las conoce, conoce de la carnalidad humana, el Espíritu Santo las vence; pero si sabes y si tienes necesidad de EL; por eso Cristo el Maestro nos exhorta: »Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. Que el hombre sea mendigo de Dios: ¡Bendita mendicidad, quién más que Dios, para entender a cada hombre desde su interior!

Y nos entrega a la Paternidad de Dios, todo Padre qué bien no quiere para el hijo, el hijo se siente seguro y confiado en los brazos del padre, de la madre: ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?. Dios en su sabiduría infinita nos ha dado a todos la posibilidad de vencer en cada limitación y dificultad, y obtener de cada carencia más de lo que pedimos o un bien mayor a lo que experimentamos. A veces no es en concreto lo que pedimos sino la transformación interna del yo que no vemos en el inmediato. ¡Bendito todo aquello que transforme al hombre en si mismo!

Y para esa transformación necesitamos algo que tal vez no pedimos y que deberiamos pedir: DAME TU GRACIA SEÑOR QUE  ESO ME BASTA, DAME TU ESPIRITU SANTO PARA QUE MIRANDO VEA, Y ESCUCHANDO  OIGA, PARA QUE VEA, UT VIDEAM ABBA PATER.  Que veamos el fin ultimo, el sentido cristiano, el sentido salvífico de nuestra personal experiencia de nuestra existencia, de nuestro sufrimiento de nuestras alegría y del amor: "Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!».

Allí esta la razón y el sentido de las peticiones:  dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. ¿Lo pides? , ¿has visto qué pides?, repasa despacio ante El tus sentimientos, tus pensamientos y reflexiones, ¿qué pides? . Esas carencias, limitaciones, contradicciones están para tu transformación, ¿cómo va tu cambio interior?.

Hoy mas que nunca en que los signos de los tiempos tienen el vendaval de las contradicciones, de las indiferencias, en que se nos quiere avizorar una iglesia retrograda y atrasada, fuera de la modernidad, pidamos a Dios el Espíritu Santo: 


Ven Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.

A LA LUZ DE CRISTO AMIGO
COMISIÓN DE CATEQUESIS

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