domingo, 20 de septiembre de 2015

«Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos»

Evangelio de hoy (Mc 9,30-37): "En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos pasaban por
Galilea, pero Él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. 

Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?». Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado».



REFLEXIÓN:

Dios Hijo vino a fundar una Iglesia sobre razonamientos no humanos, sobre reflexiones más allá de nuestra humanidad, trascendentes; por eso no lo entendían los discípulos a los que El quería enseñar.

Lo humano es el orgullo y respetos humanos y Jesús funda una Iglesia sobre la base de la humildad y la sencillez. Lo humano es destacar entre todos y sentar la prevalencia de su pensamiento, pero la Iglesia es puesta en el mundo cuyos miembros no quieren sino desaparecer y que brille el pensamiento y la doctrina de Cristo. Lo humano es sentirse centro del mundo y la voz de mando resuena en nuestros labios cuanto no estamos sino que para servir.

¿Quién sera el Mayor de todos? .El men como dirían nuestros amigos, y Jesús conociendo el rescoldo de nuestros corazones, les dice y nos dice en la intimidad de quienes se aman: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos».

Y en ese servicio recomienda una opción preferencial: los pequeños, lo más pequeño que tenga o considera el mundo o una sociedad, y una norma la misericordia, la comprensión sin límites.

Tus pensamientos no son mis pensamientos:«El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado». A Dios no se le busca sino en aquello que el mundo desprecia y tiene en menos, los pobres, los encarcelados, los enfermos, los minusválidos. A Dios no se le recibe sino en los más necesitados.

Que Dios nos conceda, la sencillez, la humildad, la verdad, la gracia de visitar a los ancianos, a los niños huérfanos en las guarderías, en trabajar por los pobres, Dios para eso te ha dado posibilidades más grandes para que te hagas servidor de tus hermanos.


A LA LUZ DE CRISTO AMIGO
COMISION DE CATEQUESIS




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