NOVENA A CRISTO AMIGO:
QUINTO DÍA:
“- No contéis a nadie la visión hasta
que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.”
·
Meditación:
Nuestra vida
es un caminar hacia la eternidad, hacia la contemplación de Dios. Sólo se llega
a esta meta si vamos caminando junto a Cristo, si seguimos los pasos de Cristo.
Toda la vida humana ha de ser vista como un espacio para conocer más a Cristo.
Cristo acaba
de anunciar a los suyos la pasión que le espera (Mt.16,21). Este anuncio fue
causa de escándalo para Pedro (Mt.16, 22) quien fue reprochado por el maestro
por pensar como los hombres, no como Dios (Mt.16, 23). Además Cristo anuncia
que todo el que quiera seguirle ha de tomar su cruz, negándose a sí mismo,
porque lo importante es salvar la vida en la eternidad (Mt.16, 24-27). El
escándalo y la tristeza provocados en los apóstoles por el anuncio de lo que le
pasaría al Mesías, al Hijo de Dios vivo, a quien Pedro acababa de confesar
solemnemente, pedía de la magnanimidad de Cristo una explicación. Y esa
explicación todavía no comprendida por Pedro incluso después de la
transfiguración, no debería ser proclamada sino hasta después de su resurrección.
Poco tiempo después Jesús les anunció de nuevo su Pasión: «El Hijo
del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le matarán, y al tercer
día resucitará».
«Misterio
de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar
en el monte Tabor. La gloria de la divinidad resplandece en el rostro de
Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo
"escuchen" y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la
Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida
transfigurada por el Espíritu Santo».
Jesús iba preparan su sacrificio
y preparaba a sus apóstoles para ese sacrificio que era entregar su vida: “Mientras bajaban del
monte, Jesús les ordenó: - No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del
Hombre haya resucitado de entre los muertos”. El objetivo de la transfiguración estaba centrada en que comprendiéramos
que JESÚS es Dios.
·
La Transfiguración en el Evangelio de
San Mateo: 17, 1-9
1 Seis días después, Jesús se llevó
con él a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los condujo a un monte alto,
a ellos solos. 2 Y se transfiguró ante ellos, de modo que su rostro se puso
resplandeciente como el sol, y sus vestidos blancos como la luz. 3 En esto, se
les aparecieron Moisés y Elías hablando con él. 4 Pedro, tomando la palabra, le
dijo a Jesús:
—Señor, qué bien estamos aquí; si
quieres haré aquí tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías.
5 Todavía estaba hablando, cuando una
nube de luz los cubrió y una voz desde la nube dijo:
—Éste es mi Hijo, el Amado, en quien
me he complacido: escuchadle.
6 Los discípulos al oírlo cayeron de
bruces llenos de temor. 7 Entonces se acercó Jesús y los tocó y les dijo:
—Levantaos y no tengáis miedo.
8 Al alzar sus ojos no vieron a
nadie: sólo a Jesús. 9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó:
- No contéis a nadie la visión hasta
que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.
·
Oración:
Señor
Dios, Cordero de Dios Hijo del Padre, que quisiste revelar tu gloria en la Transfiguración
concédeme desde ahora una vida transfigurada por la fe, la caridad y la
esperanza en medio del mundo y de acuerdo a las circunstancias personales. Que
en la fiesta de la transfiguración contemplemos en tu gracia divina que la luz
de tu gracia no es suficiente para perseverar en la fuente de las gracias que
son tus sacramentos.
En la
fiesta de la transfiguración permíteme ver ¿Qué quieres que haga Señor Jesús?, ¿qué quieres tu de mi?, y concédeme
responderte: Aquí estoy porque me has llamado, dispuesto a cumplir tu voluntad.
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Himno a Cristo Amigo
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Jaculatoria:
-Señor
en tus manos encomendamos nuestra fiesta de tu Transfiguración
-Tu el Dios leal nos convocarás.
-Te
encomendamos nuestra fiesta de tu Transfiguración
-Gloria
al Padre al Hijo y al espíritu Santo
- En
tus manos Señor encomendamos nuestra fiesta de tu Transfiguración
Padre Nuestro, Ave María, A
San José y Gloria.
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