miércoles, 12 de agosto de 2015

"si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Evangelio (Mt 18,15-20): "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano
llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


REFLEXIÓN:

Desde la creación el hombre por vocación y naturaleza humana está convocado a vivir en comunidad: "No es bueno que el hombre este solo"(Gen 1) y se procedió a la creación de la mujer; asi el hombre es un ser incompleto que encuentra su unidad en la unión con el ser amado.
Pero su unidad no se agota en el ser amado sino que su dimensión cristiana implica la existencia del prójimo, el Papa Francisco I acaba de interrogar a la comunidad de fieles: ¡Y ¿dónde esta tu hermano?, una dimensión que rompe el egoísmo de manera  permanente.
Hoy el Evangelio nos plantea y replantea: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él." No hay lugar para la indiferencia y el silencio. Sería una grave omisión, la preocupación por el prójimo es permanente, es una suerte de cuidado de la gracia que corre por nuestras venas, la que hemos de cuidar uno a otros.
 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Insiste nuestro Señor en una suerte de estadíos, de esfuerzo personal con tal de solucionar el problema del hermano. No basta hablar con él, es necesario ir a  más.
Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. El crecimiento de cada persona humana, implica el desarrollo dentro de una comunidad, primero nuestra familia, donde se cuida los lazos de sangre,; lo escuela donde se socializa y se aprende lazos formativos sobre todo sociales; y luego la Comunidad de Fe donde se cuida la gracia, esa que se fortalece con la oración y la frecuencia en común de los sacramentos.
Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Y puede llegar incluso a la separación del miembro de la comunidad.

Nuestro Señor Jesús es un Dios de comunidad, siempre preocupado por los demás, atento a las necesidades, y ama esa vocación de integración y de reunión: "Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos". Por que sólo en comunidad es donde se puede buscar y encontrar al MISMO DIOS.
Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Y es que la comunión con Dios está más allá de uno mismo, y fuera de todo egoísmo: reza por el otro, ama a tu prójimo, preocúpate por los demás, reúnete e invoca, la oración en comunidad, por los perseguidos nuevos mártires, por los ataques a tu iglesia, por la deformación del matrimonio, por el retiro de la educación religiosa, por el fortalecimiento de tu parroquia, etc etc: ¡Y donde esta tu hermano!

A LA LUZ DE CATEQUESIS
COMISIÓN DE CATEQUESIS

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